Necesitaba hablar urgentemente con Víctor, es curioso pero por lo general las personas que me visitan me preguntan que si no me aburro, me han traído libros y todo. Pero por primera vez alguien nombra la faceta dura de mi estadía en el centro comercial: ANGUSTIA, si, después de nombrarlo es mas fácil hablar de ello, me hace pensar sobre lo sucedido hasta el momento, si bien la relación de consumidor protegido al interior de este gran contenedor “centro comercial” se ha invertido generando una tensión con las personas que permanecen en el lugar; no en vano el señor Roa demuestra simpatía pero a la vez curiosidad por mi presencia y siempre que conversamos queda un sabor extraño en el ambiente, siempre esta a punto de lanzar la pregunta, me atrevería a decir que no lo intuyo, lo sé. O la indisposición de la vendedora de Vía Sport, después de verme curiosear en el almacén sin comprar nada en varias oportunidades. O la extraña relación con Iván que aparece esporádicamente para alegrarme el día. O la perseverancia de la vigilante del Spring Step que en las oportunidades en que he ido a visitar el almacén puede permanecer durante todo el recorrido de lado a lado del almacén a una distancia prudente de un metro y unos centímetros aproximadamente, prudente pero a la vez invasiva, la última vez que se acerco y me preguntó si ya me habían atendido mientras yo miraba unos zapatos de esos que están de moda para usar con faldas cortas y leggins, le dije que no que gracias que solo miraba que los zapatos estaban divinos pero que para que molestar a las vendedoras buscando mi numero si igual yo tenía pie plano y sabía que no me iban a quedar, no me volvió a decir nada pero no desistió en servir de acompañante – vigilante durante mi recorrido por el almacén.
En fin, con el transcurrir de los días pasan cosas sutiles y solo con algunas personas, no espero que pasen grandes sucesos extraordinarios que alteren la monotonía del lugar, creo que los sucesos son algunos sorprendentes aunque pequeños y en ocasiones casi silenciosos, se cuelan por las rendijas del aburrimiento del este lugar. No, este definitivamente no es un lugar maravilloso y divertido.
Hasta este punto y releyéndome podría tener la impresión que hablo de algo distante, pero no es así Víctor hoy con su visita hizo clic en un botón que no había querido o podido oprimir, el botón del hastío, pero no siempre es así.
Encuentro lugares reconfortantes, cuando he necesitado comprar ciertas “cosas” las he tenido al alcance, he hablado con algunas personas, cosa que con frecuencia en mi vida cotidiana no hago mucho, pero no me había atrevido a hablar abiertamente de lo mucho que puedo llegar a deprimirme aquí por momentos, quizás le había insinuado algo a Kevin.
Por un lado la navidad no es mi época favorita del año, me resulta triste; y aquí escucho el 90% del día música navideña, en el Éxito repiten el disco navideño de Raphael varias veces al día intercalándolo con otro tipo de música pero casi siempre está ahí. Además por encontrarnos en época decembrina el centro comercial cada vez se llena mas de gente, la seguridad aumenta, de hecho ubican un puesto de policía dentro del Centro Comercial (solo por diciembre según me contó el policía del puesto cuando fui a averiguar si tenían afiches de propaganda como el que tenían exhibido en el “centro comercial” invitando a guerrilleros a reinsertarse en la vida civil – el cual me obsequiaron amablemente). La gente se desborda a comprar (lo cual no es una novedad) y el punto donde se pueden cambiar facturas por compras superiores a $50.000 por boletas para la rifa del 30 de los dos carros permanece atiborrado de gente durante casi todo el día. Cosas por el estilo hacen que el centro comercial sea en ocasiones difícil de habitar.
Las cosas agradables del centro comercial no son precisamente las que ofrece directamente el centro comercial, sino cosas inesperadas como las conversaciones con Iván otro habitante del centro comercial.
Víctor me pregunta que he leído, después de contarle lo que había leído hasta el momento (periódicos, el olvido que seremos, las guerras del terrorismo entre otros) me sugirió que leyera cosas mas amables – me trajo un libro de Banana Yoshimoto “Kitchen”. Eso me hace pensar en la lectura y la forma en que la he asumido aquí en el centro comercial, no leo para evadirme del lugar, lo hago traspolando una actividad habitual que por lo general realizo en mi casa y que me hace sentir cómoda en el lugar, esas actividades cotidianas son las que de alguna manera permiten construir esa sensación de familiaridad con el lugar; y aquí tengo mis propios espacios para la lectura.
Este es de alguna manera un gesto inútil, anti-heroico, no será recordado por muchos o mejor será recordado por muy pocos, pero trascender e el tiempo es quizás lo que menos importa.
No se si lo he mencionado antes pero escogí el centro comercial (específicamente éste) porque aquí vengo por periodos cortos de tiempo cuando me siento sola (si, ahí viene todo el discurso de la soledad del hombre contemporáneo), para ver mucha gente que no conozco y que efectivamente no me va a arrebatar la soledad con su mera presencia, es algo que he hecho por años.
Me gusta que desde el primero de diciembre cuando comencé a venir todos los días al centro comercial se han generado situaciones inesperadas, mas allá de venir a mirar insistentemente al otro como objeto de estudio – cosa que nunca me ha interesado- , me interesa poder mirar en dos direcciones o mas que eso mirar afuera para verme a mi misma.
Visita materna mas tarde, se va pronto ya me ha dicho que no se aguanta este lugar por mucho tiempo y eso que es una amante de los centros comerciales. Cindy viene a recogerme, tomamos roncito reenvasado afuera de los cinemas y charlamos de nuestros asuntos antes de irnos.
CANTIDAD DESCRIPCION VALOR
1 Botella de agua, Halls 1.900
1 Impresión fotografica y pegado en retablo – regalo - 14.000
1 Blusa negra 17.500
2 Bolsas de regalo 3.600
1 ¼ de Ron 1 gaseosa 7.000
TOTAL DEL DIA 44.000
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